lunes, 19 de marzo de 2012

DE BARLOVENTO A MARINA HEMINGWAY



Francisco Chaviano González

Jaimanitas, 12 de marzo de 2012 /Cambio-Debate/. A mediados de los años 50 del siglo pasado, durante el gobierno de Fulgencio Batista, el turismo en Cuba cobró auge pues el controvertido presidente consideraba este rubro, como el futuro del país y bajo su égida comenzó la construcción de varios proyectos, uno de los más grandes se encontraba al oeste de La Habana. Su primera obra fue un complejo de canales de atraque para yates.

El proyecto se llamó Marina Barlovento y se extendía desde la ribera del río Jaimanitas, por toda la costa y concluiría en la Marina Sotavento, cuya obra se abandonó apenas iniciada y nunca se construyó. Según cuentan los trabajadores vinculados al plan constructivo, esta partía desde el bajo de Santa Ana, e incluía el río y la punta del mismo nombre donde hoy se encuentra la Escuela Latinoamericana de Medicina, para concluir en la Playa de Baracoa. Sin dudas, la zona sería un emporio turístico de grandes dimensiones.

Esta obra monumental estuvo a cargo de Papo Batista, hijo del presidente, y el acaudalado señor Ignacio Almagro, que residió en una vivienda de 5ta Avenida, a la entrada del primer canal, hasta la década de los años 70, cuando el comandante de la revolución Ramiro Valdés lo expulsó del país para ocupar su residencia.

La Marina Barlovento fue convertida en la Escuela Superior de Pesca Andrés González Lines, que compartió el lugar con una base militar de lanchas torpederas por espacio de dos décadas. A finales de los años 80 el gobierno decidió retomarla para el turismo y sede de los torneos de la pesca de la aguja Ernest Hemingway, con participación de yates de la Florida en los primeros años. Se remozó y rebautizó como Marina Hemingway, se reparó su hotel nombrándolo El Viejo y el Mar, se agregaron varios hoteles más y múltiples instalaciones recreativas.

Hoy han desaparecido los famosos torneos de pesca y las regatas que tanta vida le dio al pueblo de Jaimanitas, por las políticas de ambos lados del estrecho de Florida y los hoteles han sido destinados a albergar a los venezolanos enfermos que vienen a Cuba a tratarse sus dolencias, lo que ha provocado un marcado deterioro de las instalaciones.

La posición sostenida del presidente Barack Obama de solucionar el diferendo entre ambos países y la necesidad de una economía sustentable, a pesar de la poca confianza que inspiran los Castro, está moviendo voluntades y recientemente estuvo anclado en la marina un yate con acaudalados cubanoamericanos interesados en las aperturas turísticas, que se entrevistaron con ministros y otros altos dirigentes del gobierno.

Las inversiones brasileras en el puerto de Mariel, están evidentemente concebidas en el marco de las relaciones plenas de Cuba con Estados Unidos, que presupone un compromiso en tal sentido. Lo mismo sucede con la prospección petrolera en el área del golfo que pertenece a Cuba y la necesidad de recapitalizar el país. Numerosas señales indican que el gobierno norteamericano está interesado en retomar su papel protagónico. Según comentarios de trabajadores de la marina, existen planes de sacar a los enfermos venezolanos y preparar la instalación para el turismo cubanoamericano, pero en tal cosa estos últimos dirán la última palabra.

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