martes, 24 de abril de 2012

¿Culpa de los Cuentapropistas o del Gobierno?

¿CULPA DE LOS CUENTAPROPISTAS O DEL GOBIERNO? Francisco Chaviano Gonzalez Jaimanitas, 22 de abril de 2012 /Cambio-Debate/. El Semanario Mayabeque publicó el viernes 13 un artículo de la periodista María Regla Figueroa titulado: INCUMPLEN COMPROMISO CON EL PUEBLO, antecedido del apotegma El trabajo por cuenta propia llegó para quedarse, pero debe cumplirse según lo establecido. Como siempre, culpan a los trabajadores particulares, aunque no se conoce que éstos hayan hecho algún compromiso con el pueblo. Regla Figueroa enfatiza que el Lineamiento 168 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución dictamina: Ampliar el trabajo por cuenta propia en el sector no estatal como una alternativa más de empleo. Pero no menciona que en Cuba estas cosas se generan en sentido contrario al resto del mundo: En lugar de establecer un período inicial de impuestos mínimos y amplias facilidades de aprovisionamiento y financiación, se comienza con impuestos draconianos y sin facilidades. Los decretos leyes sobre el trabajo por cuenta propia publicados en la Gaceta Oficial con los números 11,12 y 13 de octubre de 2010, se concibieron con tanta maldad, que más que una alternativa de empleo, constituyó una arremetida contra quienes en la economía subterránea o informal (desde costureras, vendedores de durofrío y hasta los buzos que registran los latones de basura) tratando a toda costa de sobrevivir, tenían que empezar a pagar impuestos. La ley resultó tan severa y absurda, que desde el mismo inicio de su aplicación comenzaron a hacerle modificaciones. La periodista mayabequense sitúa ese mismo mes de octubre de 2010 como el inicio del proceso de ampliación y flexibilización de la referida Ley, pero la imposibilidad de acceder a tiendas mayoristas compulsa a los cuentapropistas a incursionar en la ilegalidad como medio recurrente de sustentación, hasta el punto que algunos se han convertido en una suerte de almacenes que venden a precios razonables a quien compra por cantidad. En ellos se puede adquirir de todo, la generalidad son productos malversados de la industria estatal, o confeccionados por artesanos con materiales de dudosa procedencia. Apareado a la flexibilización se han ido sumando medidas restrictivas implementadas por la entidad de Planificación Física, como son: No se puede vender en portales, ni en los jardines de las viviendas, tampoco en calles importantes, los artículos tienen que ser de clara procedencia tanto en su elaboración como por la composición de sus materiales. La aplicación de estas condiciones de venta, sería suficiente como para retirar la generalidad de las licencias y con ello poner fin a la actividad, pero este engendro punitivo no está diseñado para aplicarse de forma vertical, sino ocasional y de manera selectiva. El marasmo judicial hace que todos los cuentapropistas pendan de un hilo, quedando en franca indefensión, basta con que una persona no sea del agrado de las autoridades y sobrarían las violaciones en su contra. A la vez constituye un caldo de cultivo idóneo para la corrupción de inspectores y policías. De aquí se deriva que a pesar del carácter emprendedor de los cubanos, más de la mitad de los que solicitan licencias terminan renunciando a ella. El cuentapropista invidente Pablo Díaz Amador, vecino de calle 6 Edificio # 55 Apto 11 entre 3ra y 5ta, Vedado, cuenta que hace unos días fue multado con 200 pesos por situar su tarima en los bajos de su edificio y vender productos no autorizados. El inspector le confesó que lo habían mandado a “matar” directamente a él, en cambio otros vendedores particulares cercanos a su punto de venta pasaron inadvertidos. Pablo cree que la razón radica en sus vínculos familiares con un disidente. Es cierto que se ha incumplido un compromiso con el pueblo, pero no por parte de los cuentapropistas, sino del gobierno, que prometió una fuente de empleo próspero y luego los abrumó con una montaña de obstáculos. La razón fundamental es sin dudas, la falta de voluntad política para que prospere la propiedad privada.

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