martes, 8 de noviembre de 2011

El viejo Alfredo

Francisco Chaviano González

JAIMANITAS, Cuba, octubre (Agenda del Cambio-Debate Cuba/ www.cubanet.org)- Alfredo Guilleuma Rodríguez tiene 83 años y vive en Calzada 456, apto. 15 altos, entre E y F, Vedado. Es un personaje pintoresco de la oposición al régimen comunista de Fidel Castro, se invita solo a las reuniones o actividades cívicas de choque y cada domingo asiste a la parroquia de Santa Rita, en apoyo a las Damas de Blanco, si reparten golpes se pone en primera fila, para recibir su ración.
Comenzó a participar en la oposición en 1999 durante el ayuno de Tamarindo 34, desde entonces está presente en la mayor parte de las confrontaciones opositoras. Cada 10 de diciembre, no falta al convite del Dr. Darsi Ferrer en el Parque Villalón, para su marcha en conmemoración por el Día Internacional de los Derechos Humanos. También participó con ahínco en la recogida de firmas para el Proyecto Varela.
En marzo de 2003, en ocasión de la redada que dio inicio a la Primavera Negra, lo mantuvieron detenido varios días en Villa Marista, pero lo dejaron en libertad por su edad avanzada. Cuenta que la policía política quiso salir de él ofreciéndole un cómodo empleo, que rechazó, y en otra ocasión intentaron meterlo a la fuerza en un asilo de ancianos, pero Alfredo los amenazó con acabar con la instalación.
El viejo Alfredo vive en la miseria, no siempre está lo presentable que su familia desearía. Algunos opositores le regalan de comer, una muda de ropa, un par de zapatos y así va mitigando sus estrecheces. El domingo 2 de octubre, Laura Pollán luego de su última marcha en Santa Rita, le dijo que pasara al siguiente día por su casa a recoger alguna ropa y alimentos.
El lunes 3 se encaminó a la sede de las Damas de Blanco, pero la policía política lo detuvo una cuadra antes de llegar. Lo montaron en un automóvil y llevaron a una zona apartada del reparto residencial Siboney donde lo abandonaron, cuenta que luego de caminar varios kilómetros buscando una parada de ómnibus, apareció un taxi de turismo, que cobra en divisas y a Alfredo se le ocurrió una broma.
Pidió que lo llevara hasta el hospital militar Carlos J. Finlay, que era una emergencia. Al llegar a la avenida 31, frente a la instalación que ocupa el Departamento 21 de la Seguridad del Estado, el anciano se bajó apresurado y le dijo al chofer que los oficiales que se acercaban al taxi en ese momento iban a pagar el viaje.
--Viejo, el viaje lo vas a pagar tú, si no quieres que te llevemos más lejos todavía.
--Si me llevas más lejos, cojo otro taxi para acá y la cuenta a pagar será mayor.
Un oficial le pidió la hoja de ruta al taxista, firmó la carrera y le dijo que podía marcharse. Al viejo Alfredo le pararon un ómnibus, lo montaron y le ordenaron que ser perdiera de allí.
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