martes, 31 de enero de 2012

AQUELLOS HISTORICOS PLANTADOS


Tania Díaz Castro

Hace unos días, por la televisión, me detuve a observar a las esposas y las madres de los cinco espías cubanos condenados en Estados Unidos. Han envejecido mucho. Sus maridos o hijos no acaban de llegar a La Habana, pese a que el Comandante en Jefe lo prometió a todos en diciembre pasado.
Hasta la joven esposa de Gerardo -este en días recientes optó por confesar que los aviones derribados volaban sobre aguas internacionales, en busca de un nuevo juicio-, se la ve diferente. Están poniéndose viejas y a todas luces cansadas de esperar.
Fue entonces que me acordé de las esposas y las madres de los presos políticos plantados, las que sí corrieron un triste destino.
A pesar de las nuevas generaciones de presos políticos, surgidas a partir de los años noventa -una gran mayoría luchadores por los Derechos Humanos-, jamás podrán olvidarse aquellos que representaron la Prisión Histórica de los Plantados, compuesta por miles de hombres y mujeres que se enfrentaron al comunismo castrista, unos de frente, armados y otros de forma pacífica, a través de organizaciones políticas.
Fueron las condenas a prisión más largas que se han sufrido en Cuba, casi todas de 30 años.
Nadie ha podido olvidar cómo vivían sus familiares, sin ayuda alguna y ellos, los presos, sin poder remediarlo, en celdas tapiadas, desnudos, sin visitas, sin correspondencia, sin atención médica, recibiendo ofensas, golpes, mala comida, todo gracias al odio cruel que siempre ha sentido Fidel Castro por los que piensan distinto a él.
Entre aquellas mujeres que prefirieron esperar en sus casas la libertad del familiar tan querido, recuerdo a la esposa de Roberto Perdomo Díaz, una anciana de la cual nunca he leído nada, pero que para mí es una verdadera heroína.
A finales de los años ochenta muchas veces la vi en las visitas de la Prisión del Combinado del Este, en la Habana, feliz y triste por encontrarse al fin con el esposo, ya enfermo, y que aún así cumplía una condena de treinta años.
Presos plantados como Armando Valladares, Jorge Vals, Ernesto Díaz Rodríguez y Hubert Matos, son autores de libros que narran aquella terrible y espantosa historia, una historia que en nada se parece a la de los cinco espías cubanos, prisioneros en cárceles estadounidenses.

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