jueves, 19 de enero de 2012

EL CALVARIO DE RAFAEL

Francisco Chaviano González.

Jaimanitas, 10 de enero de 2012 /Agenda Cambio-Debate/. En el primer trimestre de 1994, un motorista lanzó un cartucho de dinamita contra una instalación de la contrainteligencia ubicada en la barriada de 10 de octubre, que hizo saltar en pedazos una ventana sin otro tipo de daños. La policía política desató una investigación en todas las unidades que utilizaban este tipo de explosivo y terminaron por culpar del atentado a Rafael Ibarra Roque, líder del opositor Partido Democrático 30 de Noviembre “Frank País”.

En junio de 1994 lo detuvieron e internaron para investigación en Villa Marista, Cuartel General de la Seguridad del Estado. Le hallaron culpable, en un proceso amañado, a puertas cerradas y sin garantías, condenándolo a veinte años de prisión. En 1995 lo envían a la prisión más severa de Cuba, la “Especial de Camagüey”, para pulgar los tres primeros años de sanción.

En 1998 lo llevaron de vuelta a Villa Marista, a tenor de que había aparecido una persona que se responsabilizó con la autoría del atentado dinamitero y basado en ello, le dijeron que lo deportarían para España. Le tuvieron un año en ese centro durante el cual prepararon su pasaporte, le pidieron a la familia ropa apropiada para el viaje, le llevaron de visita a su casa para que se despidiera de la misma y cuando se suponía que volara a la Madre Patria, lo llevaron para la prisión Combinado del Este donde le encerraron en una celda inmunda.

Su hermana Rosalina Ibarra recuerda aquel hecho como una burla a toda su familia. Les hacían hablar con el cónsul español, quien negaba conocer del indulto. Luego a ver al Ministro Consejero y hasta al embajador de España, recibiendo siempre la misma respuesta, no conocer nada.

Durante estos primeros años en prisión, Rafael Ibarra desarrolló una intensa actividad contestataria. Fundó, junto a otros compatriotas, el movimiento Pedro Luís Boitel. Su esposa Maritza Lugo, le sustituyó en la dirección del partido desarrollando una labor encomiable, que le llevó varias veces a prisión.

Esto acrecentó el odio gubernamental contra esa familia, a la que se propuso dañar. Y lo consiguió. Maritza llegó a decirle a Rafael: --¡¿Qué han hecho de nuestras vidas?! El matrimonio se disolvió, ella partió hacia el exilio con las hijas. Desde allá ha seguido su lucha.

Rafael se casó otra vez, su lucha se volvió más calmada pero con el decoro de siempre. Ha tenido que vivir y sufrir varias excarcelaciones de compatriotas presos políticos, entre ellas: La concedida en ocasión de la visita a Cuba del papa Juan Pablo II, en 2004, un año después de la Primavera Negra y la más importante, el acuerdo España – Cuba, que incluía el exilio con la mediación de la iglesia católica. En esta última el Cardenal Jaime Ortega habló con él, pero declinó tal perspectiva entre otros, porque sus hijas están en Miami.

Ahora, cuando lleva más de la mitad del año 18 de encarcelamiento, el indulto pregonado por el presidente Castro por los 400 años de la Caridad del Cobre y la visita del Papa Benedicto XVI, ha pasado de largo ante su calvario. No le importa esta vez, el próximo 9 de febrero cumplirá su condena por un año de rebaja que estable por ley el reglamento penal. Esperemos que en la puerta de salida no le digan que regrese a la celda a cumplir el año que le falta, porque su calvario debe transcurrir completo, de principio a fin.

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