martes, 19 de julio de 2011

EL JUPIÑA NO VOLVIO

Por Tania Díaz Castro

Ni el Jupiña, aquel refresco embotellado de la República, tan codiciado por su bajo precio por el cubano humilde, ni otras muchas cosas, han podido volver bajo el régimen castrista.
Hace más de once años, exactamente el 3 de agosto de 2000, hice una crónica para CubaNet, donde anunciaba que el Jupiña, después de treinta y ocho años sin producirse, su fábrica, en la provincia de Pinar del Río, se ponía en funcionamiento de nuevo, como lo había hecho por primera vez, en 1905.
Este refresco era, por ser tan cubano como su fruta lo indica, el preferido de la población.
En aquella fecha, cuando se anunció en la prensa oficialista la reanudación de este producto, se aclaró que la misma estaría limitada al turismo, pues sólo envasarían veinte mil cajas por mes.
Me di a la tarea de investigar y ni siquiera para el turismo el Jupiña regresó a su escenario de origen.
Para beber un refresco de calidad, sobre todo tan necesario en estos meses de verano, producido en países latinoamericanos como Guatemala, Argentina, México y otros, el cubano tiene que disponer de un chavito, equivalente a un dólar, algo que representa varios días de jornada laboral para un trabajador que recibe un salario promedio.
Y para los más pobres: desempleados, mendigos, recogedores de materia prima, etc., el régimen brinda en unos extraños artefactos oxidados, viejos y deteriorados, una especie de agua con algún sabor extraño, a la que llaman: Refresco a Granel.
Los que pudimos disfrutar del magnífico desarrollo industrial en una Cuba libre de leyes draconianas que no han hecho otra cosa que retrocederla a niveles cada vez peor, recordamos perfectamente nuestros más gustados refrescos, desaparecidos de un plumazo ante la presencia del Comandante en Jefe, cuando llegó y mandó a parar.
Por ejemplo, nunca más pudimos disfrutar de una Materva, de un Orange Cruz, de un Cuquito, fabricado en el pueblo villaclareño de Camajuaní, de un Cawi, de un Nao Capitana, de un Ironber, de una Perla del Norte, de aquellos otros que contenían chocolate con leche y de muchos más que se vendían a precios módicos para toda la familia cubana, especialmente la Coca Cola, todos, por cierto, fabricados en el país.
Santa Fe, julio 2011

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