martes, 6 de septiembre de 2011

Ernesto Borges Pérez. Preso político.

Prisión Especial Guanajay, 5 de agosto del 2011.
Quisiera reflexionar sobre la unidad de la oposición política pacífica. Felicito las iniciativas que se han tomado, tanto el documento El camino del pueblo como el documento que firmaron parte de los 75, o sea, los presos liberados de este grupo que permanecieron en Cuba. Son iniciativas llamadas a la unidad. Comparto esas iniciativas y las apoyo plenamente. La unidad es sumamente importante. En ocasiones anteriores he planteado que independientemente de la represión y de las medidas de la contrainteligencia para dividirnos a nosotros dentro y fuera de Cuba, porque es bueno que quede claro , la penetración de la contrainteligencia no es solamente en el territorio nacional, el exilio cubano también está penetrado . Durante muchos años se han estado sacando de aquí hombres y mujeres agentes de los cuerpos represivos cubanos hacia el exilio. Están posesionados allí, o sea que esto es un tema que nos ataña tanto a los que estamos adentro como los que estamos afuera. A pesar de todo ese trabajo tenemos que perseverar en la unidad porque es algo sumamente estratégico. No podemos tenerle miedo a tener en nuestro entorno a gentes de la contrainteligencia. Esto puede parecer un poco absurdo porque las personas no tienen alma de masoquista, no quieren ir a la prisión, las personas no quieren caer en emboscadas, no quieren ser golpeadas, no quieren ser maltratadas, no quieren ser víctimas de actos de repudio de esos brutales, de torturas psicológicas y convivir con agentes de la contrainteligencia es prácticamente eso. Pero es que la oposición política pacífica no tiene otro camino que hacer –y valga la redundancia- recorrer ese camino. Nosotros tenemos que convivir con los agentes de la contrainteligencia y de la inteligencia. Nosotros tenemos que dejar que crezcan juntos los verdaderos opositores, los legítimos opositores y esos agentes provocadores. Ya llegará el día en el que nosotros podremos apartar la mala yerba de la semilla esta que está luchando por la libertad y la dignidad de los cubanos. Es difícil lo que estoy planteando, lo que sí está claro es que nosotros por la paranoia y por temor a la represión, no podemos paralizarnos, no podemos encerrarnos, ni castigarnos en las casas, paralizarnos, congelarnos porque precisamente eso es lo que busca la policía política y la dictadura en general. Pienso que los opositores en la marcha tiene que aprender a descubrir a estos provocadores, tienen que aprender con creatividad a dejarlos fuera de aquellos temas que ellos crean que deben dejarlos fuera o introducirlos en acciones esas donde al final tengan que coger palos con todo el mundo para ver qué tiempo aguantan las golpizas y la represión. Pero lo cierto es que nosotros como opositores pacíficos no podemos esquivar el sufrimiento. Esa es nuestra realidad. Por supuesto, para resistir esa presión constante de la policía política y esas medidas dentro y fuera de Cuba, por supuesto a las jóvenes les es más fácil afrontar todo ese recorrido, por ley natural tienen más vitalidad, tienen más energía, tienen otra forma de ver la vida. Ya los opositores nuestros que están en la tercera edad y que están enfermos, muchos de ellos por enfermedades adquiridas en la cárcel les es muy difícil oponerse a esas cosas. Por eso es muy importante que nosotros en la unidad trabajemos mucho con los jóvenes. Formar jóvenes, animarlos prepararlos, inspirarlos, pero no paralizarnos. Es importante que lleguemos al pueblo, pero que lleguemos como un grupo con propuestas de unidad. Que cuando las gente nos oiga hablar aunque estemos bajo tremenda presión, bajo persecución, sin acceso a los medios de comunicación general, que la gente nos vea hablando siempre de nuestro afán de la unidad, de nuestro deseo de la unidad. Eso se lo debemos sobre todo a la juventud cubana que lleva 22 años de período especial, de crisis

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