jueves, 12 de noviembre de 2009

Editorial # 4

TODO TIENE SU TIEM PO BAJO EL SOL



Félix Bonne Carcasés
“Todo poder, amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta, con la casta vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos a perderlas.” José Martí.

Por no sembrar en tierra propia nuestro alimento
¡A las extrañas tierras debemos el sustento!
Frutos alimenticios se adquieren con dinero:
¡Y la finca es tan solo un vacío potrero!
“En la Zafra”, Agustín Acosta, 1926.

He observado con asombro la inusual objetividad de los medios informativos estatales que están mostrando crudamente, sin afeites, la diferencia entre los productores estatales y los privados con marcada exaltación de los últimos. Así lo demuestra un reciente reportaje sobre la producción de flores en Holguín. Se duelen de la deficiencia casi increíble del sector estatal, la cual provocó el desastre de la cosecha de tomates del presente año. En el sentido opuesto resaltan la producción de arroz de un particular. Todo ello en un país agrícola que ha terminado importando el 84 % de los alimentos que consume.

Estas novedad en la información lo llevan a uno a preguntarse, si quizás, nuestras autoridades, en vista de la creciente – casi galopante – crispación de la población del país debida a medio siglo de penurias, habrá (al fin) decidido emborracharse con un “coctel de cordura y prudencia” y estarán preparando psicológicamente a la población para los prometidos cambios de “conceptos” y estructura.

Lo que resulta para mí más notable de la situación económica del país, es que tan temprano como antes de mi condena en 1997 por el conocido documento “La Patria es de Todos”; en una entrevista con oficiales de la policía política, se abordó la problemática de la comercialización agrícola y me asombró la exactitud del análisis del principal oficial. Es decir, que desde entonces, ellos presentían la probable debacle que en la actualidad se produce en el sistema agrícola cubano para la producción de alimentos. El personaje, bien podía haber competido con el autor de: “Crónica de una muerte anunciada”.

Como persona, creo firmemente, que deberían ser las propias autoridades cubanas, las que, a la mayor brevedad posible, acometiesen los cambios profundos. Cuando menos, aquellos que conduzcan a un tipo de socialismo como el preconizado por el ex ministro francés Michael Rocard, consistente en: Justicia social y economía de mercado.

Esto, para luego, previa Asamblea Constituyente, llevar a cabo un proceso electoral libre y transparente, supervisado por observadores internacionales que fuesen aceptables para todas las partes. En ella, la Nación Cubana, sin excluir a ninguno de sus hijos, escogería libremente el tipo de sistema sociopolítico y económico que prefiere.

No soy en lo absoluto una persona de ideas socialistas, me considero un individuo de tendencia a la “centro derecha clásica” del espectro político tradicional. Confieso que en algunas ocasiones mis sentimientos me promueven una cierta nostalgia por las “ilusiones” comunes de la izquierda moderada, pero mi decidido pragmatismo centroderechista no la deja prosperar.

Por otra parte siento temor de que las circunstancias actuales produzcan un incontrolable estallido social que impongan un cambio violento de consecuencias impredecibles como augura el citado documento “La Patria es de todos”.

Por ello urge que la disidencia patriótica interna decida juntarse en lo fundamental a fin de aprovechar la coyuntura actual. El gobierno totalitario que se define como marxista, está más debilitado que nunca antes; la crisis económica mundial unida a la desastrosa ineficiencia productiva del gobierno, ha puesto al desnudo la fragilidad extrema del régimen.

Sin dudas este es el momento clave para la oposición cubana, como reza en Eclesiastés: “Todo tiene su tiempo bajo el sol”. Este es el tiempo de la Nación Cubana para lograr los CAMBIOS con rumbo a la democracia plena y verdadera.

La disidencia cubana necesita como nunca antes, de ayuda externa e interna urgente. Hoy se hace válida la histórica exclamación de Carlos Manuel de Céspedes: “Todo se pierde si no recibimos una ayuda urgente, vengan demonios, venga el infierno entero con tal de que nos ayuden”. Por nuestra parte como el mismo Céspedes en abril de 1869, proclamamos: ¡CONTAD VOSOTROS CON NUESTRA ABNEGACIÓN!

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