martes, 10 de noviembre de 2009

Lo Que Va de Ayer a Hoy

LO QUE VA DE AYER A HOY


Ana Margarita Perdigón Brito

Sancti Spíritus, 3 de noviembre del 2009. (RDCD). En nuestro país, por cincuenta años nos han privado de libertad. Como todos sabemos, nos midieron las palabras, opiniones y sentimientos, al punto de creernos que si nos salíamos de la línea comunista, cometeríamos un grave pecado. Los atrevidos que se enfrentaron al gobierno la pasaron muy mal.

¿Quién no sabe de los fusilamientos en toda Cuba? ¿Quién ignora que los milicianos del régimen ejecutaban a aquellos que sobrepasaran las fronteras de los Castro?

Mi padre y sus amigos, que saben bien de todo aquello —pues yo no estaba nacida—, recuerdan el saqueo de campesinos y el destierro de sus provincias para ser llevados como rehenes a pueblos cautivos en Pinar del Río, Ciego de Ávila y otros sitios.

¡Cuánto sufrimiento!, pues separaron las familias, las mujeres y los hijos quedaban a la intemperie, sin saber cómo cubrirse de la lluvia y el sol; y sabrá Dios qué destino tuvieron muchos otros.

Fueron miles los encarcelados por simples sospechas de que colaboraban con los alzados del Escambray; los jefes mataban como moscas a quienes se les enfrentaban abiertamente.

No en vano nuestro pueblo tiene miedo. Muchos me critican porque perdono a la mayoría incluso cuando me agreden: es que me da lástima cuando, por ignorancia, algunas personas son capaces hasta de matar a los que luchan por librar sus vidas de la miseria y el terror.

Esto me hace recordar a Jesucristo, lo persiguieron, lapidaron, escupieron y crucificaron. Pero Jesús, en su bondad, comprendió que ellos estaban ciegos, y le pidió al Padre: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”.

Después de tantos años de ceguera política hay un cierto despertar; Iris, mi sobrina, me dice: “Pero no va a pasar nada, porque si los alimentos se acabaran, la gente no hará nada; recuerda que en el año 90 fue el Período Especial, y la gente lo pasó mal, pero lo soportó”.

Pero mi fe se convirtió en sonrisa, y le contesté: “En aquel tiempo la gente creía que la culpa era de los Estados Unidos, pero hoy ya esa mentira no la cree nadie”.

Han pasado muchas cosas y la situación de crisis social, económica y política ha golpeado las entrañas de este pueblo. A los militares, aunque muchas veces se muestran agresivos, se les nota moralmente desarmados; no son capaces de argumentar, ni de justificar el fracaso del régimen.

A la gente la noto cansada, decepcionada. Otros incrédulos alegan que la situación nunca va a mejorar; su perspectiva es emigrar hacia los Estados Unidos, el mismo país que de pequeños trataron de enseñarnos a odiar. El sueño americano se ha apoderado de los que no creen en las burdas mentiras del régimen y que ven a Cuba casi sumergida en el mar.

Pero los capaces, los de luz larga, los opositores, a quienes llaman locos por desafiar al monstruoso Goliat de los Castro, quieren una Cuba nueva, esos no miran barreras.

Son muchos, y no en vano el régimen los acecha, los persigue y encarcela, pero eso no es problema cuando se sabe por qué se lucha.

Hay numerosas organizaciones que se empeñan en realizar todos los esfuerzos por la libertad; no son “cuatro gatos” como gustaba decirle de manera despectiva. Muchas de ellas se coaligan para luchar juntas; no en balde el pasado primero de octubre los “segurosos” de la Sección 21 se volcaron en los límites de Jaimanitas para tratar de obstaculizar una reunión de la Agenda para la Transición Cubana. Simplemente, tienen miedo, y eso es señal de debilidad.

Estoy contenta, aunque existen diferencias entre nosotros, pero de lo que sí estoy segura es de que el pueblo de Cuba reaccionará, porque no se puede vivir toda una vida bajo la mentira, y cincuenta años es tiempo suficiente para despertar.

Este pueblo está esperando algo nuevo, aunque todavía no se sabe exactamente qué va a pasar; pero de lo que sí estoy segura es que la victoria está cerca, y ella será nuestra.

Ana Margarita Perdigón Brito
Representante de Sancti Spíritus en la Junta Nacional de Agenda para la Transición en Cuba.

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