Alberto Adolfo Moreno FonsecaManzanillo, 3 de noviembre del 2009. (RDACD). La entrega de tierras a los campesinos cubanos, fue esbozada como parte del programa del Moncada en su alegato "la historia me absolverá", del Dr. Fidel Castro, en juicio sumarísimo tras el fracaso de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo. Se aplicó como "Ley de Reforma Agraria", firmada el 17 de Mayo de 1958 en la Sierra Maestra por el propio Fidel Castro.
Entre sus preceptos establece que la tierra debe ser de quien la trabaja, que no deben existir grandes latifundios y se fija un límite de 4 caballerías por propietarios en las entregas. Transcurren los primeros años de la naciente Revolución y muchos propietarios, fundamentalmente ganaderos, colonos y cafetaleros comienzan a levantar un decreto capital, el cual preocupa a la Dirección de la Revolución y con ello nuevos sinsabores para esos hombres de clase baja. Surgen las granjas del pueblo, que abarcan los mayores y mejores territorios, pero ya estatales, aunque se mantienen los "Pequeños Agricultores", los cuales comienzan a sufrir la falta de medios de trabajo y otros recursos básicos para la producción de alimentos.
De esta forma los que dejaron de ser grandes latifundios, se convirtieron en una sola propiedad nacional del Estado. No conforme con la existencia de pequeños productores se elabora por la Dirección del Gobierno una estrategia, a mi juicio un tanto sensata: "la nueva forma de producción Cooperativa" y así surgen las UBPC (Unidad Básica de Producción Cooperativa), las CPA (Cooperativa de Producción Agropecuaria) y las CCS (Cooperativa de Crédito y Servicio).Sin otra alternativa y ante la falta de recursos, tales como ropa de trabajo, medios de labor, fertilizantes, herbicidas, transporte y el ulterior aislamiento, los pequeños agricultores comienzan a asociarse o vincularse a la nueva estratagema. A estas unidades se le impone el CREDITO BANCARIO, operación truculenta por sus múltiples requisitos y alto intereses bancarios. Esto llevó a un acelerado endeudamiento a los cooperativistas y sumado a ello los impuestos estatales por la producción, venta y utilización de la fuerza laboral. De esta forma va agonizando la Reforma Agraria, para hacer gala al título que encabeza este artículo.
Todo ello nos ha llevado a las siguientes conclusiones:
· El productor no es dueño de su propia producción, fruto de su sacrificio. Esta es controlada y absorbida por el Estado.
· El productor no posee autonomía para vender a quien quiera.
· El productor no puede poner precio a su producción y esta obligado a acogerse a un listado de precio Estatal
· Los productores están obligados a declarar sus ganancias sobre su propia producción y pagar un impuesto descomunal al Estado.
En los primeros años de la década del 90 surge {{La agricultura Urbana, con ella nuevas y costosas inversiones: compra de postes de hormigón, cercas perimetrales, trasiego de lajas de rajón desde grandes distancias, movimiento de tierras vegetal y materia orgánica. Todo ello implicó gastos de mano de obra, transporte, combustibles.
Al cabo de más de 15 años no puedes adquirir un pepino o un mazo de lechuga en ningún ORGANOPÓNICO. Hay que agregar a todo ese mal gasto el costo de la construcción de pozos, adquisición de turbinas, moto mochilas, sistema de riego, fertilizantes, pesticidas, siendo todos estos productos importados, con un alto costo en el mercado mundial
Alberto Adolfo Moreno Fonseca. Presidente del Partido Obrero Campesino y Miembro de la Junta de la Agenda para la Transición en Cuba. Dirección: Calle Mercedes No 167 E 8va y 9na Avenida. Rpto. Vázquez. Manzanillo. Granma. Cuba. Teléfono Celular: 52 43 8326.
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