lunes, 12 de diciembre de 2011

ENSAÑAMIENTO SIN FIN

Francisco Chaviano González

Jaimanitas, 8 de diciembre de 2011. /Agenda Cambio-Debate/. El 24 de noviembre el Tribunal Municipal de Guanabacoa condenó al preso político Elías Pérez Bocourt, quien lleva veinte años en prisión, a un año más por desacato a la figura del líder de la revolución, lo que suma 31 años en total. La sanción está basada en el hecho de que el encartado comenzó a gritar “Abajo Fidel” como replica a la andanada de excremento que le lanzaron a la cara varios presos comunes en su celda.

Pérez Bocourt es un afro cubano con limitada capacidad mental, debido a un accidente que tuvo en su niñez. Fue enviado a la cárcel en enero de 1992 en el caso del Club Náutico de Tarará, donde perdieron la vida cuatro policías, incluido el guardia Pérez Quintosa, razón por la cual lo consideraron responsable de los delitos de “Cómplice de Asesinato y Piratería”, con una condena de 30 años.

Elías Pérez Bocourt tenía 22 años cuando supo que Luís Miguel Almeida y otros vecinos suyos iban a salir clandestinamente del país en una lancha rápida, y necesitaban gente para cargar los 27 estuches de combustible que precisaban para el viaje, razón por la que lo invitaron y el aceptó.

Cuenta Bocourt, que al llegar a la base náutica, desconocía que existiera un acuerdo entre el vecino y el custodio Pérez Quintosa, su compañero de trabajo, pero este y el otro guardia le entregaron las armas a Almeida y se dejaron amarrar y amordazar. Siguieron al embarcadero y abordaron la lancha, pero esta no arrancó producto de una batería en mal estado, razón por la cual Almeida y el otro militar involucrado regresaron a la posta.

Pérez Bocourt se quedó en el muelle con las mujeres y los niños, y desde allí escuchó un intercambio de disparos a 200 metros de donde se encontraban. Casi al instante regresó Almeida diciendo que tenían que irse del lugar pues la policía los estaba persiguiendo y de inmediato se marcharon. Al día siguiente se enteró que el intercambio de disparo se debió a que llegaron inesperadamente dos policías que luego resultaron muertos, y que Almeida había masacrado a su amigo Pérez Quintosa y al otro guardia, ambos amarrados, lo cual es sin dudas un horrendo crimen.

Poco después fueron detenidos: Almeida y el otro militar condenados a muerte y los demás severas sanciones. A Bocourt lo condenaron a 30 años como Cómplice de Asesinato y Piratería. Para el entendimiento humano incurren en el primer delito quien con conocimiento de causa: facilite, apoye o encubra el crimen; mientras que el segundo comprende a quienes aborden una nave y la desvíe de su ruta por la fuerza. Las leyes cubanas son tan holgadas en su definición y los encargados de administrarlas tan sedientos de severidad, que el menor punto de contacto puede ser asidero para aplicar penas de la mayor cuantía existente.

Elías Pérez Bocourt, fue enviado a la Prisión Especial de Camagüey, la más severa de Cuba, donde estuvo más de ocho años, casi siempre en solitario. Allí los guardias lo orinaban desde fuera de la reja y enviaban a los presos comunes a tirarle excremento y otras vejaciones indecibles, mientras el infeliz lloraba amargamente en su rincón.

A partir del 2000, lo trasladaron para la Prisión Combinado del Este, donde tampoco se defendió nunca de los desmanes de que era objeto, aunque allí disminuyeron considerablemente. Hace unos meses, se llenó de valor para reclamar que lo respetaran como preso político, comenzó un ayuno que lo llevó al área de castigo y ahí se reiniciaron las agresiones con excremento. Pérez Bocourt, sueña con que alguien haga una gestión en pro de su libertad, para que así termine su gran tragedia y espera que el Santo Padre, haga algo por él.

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